viernes, 24 de abril de 2015

Crónica Santa Cruz Extreme 2015. Por Jorge Galván.

Saludos a todos y antes de comenzar con la crónica quiero agradecer a todo el gran grupo humano que forma el Patea San Borondón Berenice Dental por acogerme tan bien entre ellos. Es un placer verse rodeado de gente que ama tanto las carreras y en especial la montaña. Dicho esto, vamos allá con mi vivencia de la carrera. Consejo: pilla una cerveza y unas aceitunitas que la carrera da para un ratito.
En primer lugar, explicar que hacer esta distancia en Santa Cruz Extreme sólo tiene una razón que no es ni más ni menos que el capricho que me dio hace unos meses por inscribirme a la ultra de la Transvulcania. No son distancias en las que yo me encuentre especialmente cómodo, más bien al contrario, pero oye es que tanto ver vídeos de la prueba, oír comentarios de los colegas que han ido del momento de la salida, del paso por Los Canarios, leer crónicas de los participantes de otras ediciones,,, todo eso junto con los años que llevo sin ir a la isla de La Palma y sus senderos hizo que una buena tarde, con varias Steinburg de testigo, cursara la inscripción para esa carrera. El mayor problema que me he encontrado para poder encarar esta ultramaratón de montaña son los entrenamientos, más que nada porque prácticamente han brillado por su ausencia, en gran medida por dejadez mía. Es por ello, que me vi casi en la obligación de inscribirme a la distancia larga con el único objetivo de al menos acumular kilómetros y sobretodo experiencia, ¡y vaya que si se hizo, fue un cursillo intensivo!





El viernes por la tarde acudía a la retirada de dorsales en el Centro Comercial 3 de mayo, me tocaba el número 115. Ahí me encontraba con varios de los compañeros del Patea, con quiénes intercambiaba impresiones y risas para luego irme a hacer junto a mis buenos colegachos Heri y Dani unos muy entretenidos 50’ por la Avenida Anaga. El sábado por la tarde preparo todo el material: camiseta que me presta el amigo Lolo (muchas gracias), bastones que me presta el amigo Dani (muchas gracias), todo el material obligatorio para la prueba, el chip al cordón de la playera derecha, un mapa casero que me hago con el perfil y los avituallamientos a modo de guía, pues no conocía nada del recorrido salvo la bajada a Valleseco, y por supuesto lo más importante, el avituallamiento sólido y líquido que me acompañaría durante la carrera en mi mochila, en este caso sería (no son coñas): minichocolatinas Twix (8, una para cada sector entre uno y otro avituallamiento y 2 más por si acaso), 9 gominolas de azúcar de las típicas botellas de cola (9 porque iba a llevar 12 pero es que no me resistí y me comí 3 antes de cerrar la bolsa donde las iba a llevar), 2 plátanos (uno para antes de salir y otro para el final de la carrera) y una bolsa con frutos secos variados. Luego en una servilleta el antibiótico para mi infección bocal (gracias desde aquí al inventor de la muela del juicio por los 10 días que llevo con ese martirio) y par de Enantyum para los dolores de la dichosa muela. En una botella agua y en otra Powerade. ¿A qué mola mi suplementación? Por último, preparo el despertador para las 06.05 de la mañana, importantes esos 5 minutos y a dormir.  




El domingo llega al fin el día de la carrera. Mi tirada larga para la Transvulcania. Único objetivo: terminar. Fotos con los amigos del Patea, un orgullo tremendo estar con ellos y quiénes me dan sabios consejos antes de salir, soy casi nuevo en esto de larga distancia y no conozco nada del recorrido así que escucho atentamente todos sus consejos: guarda hasta el km 26 que ahí empieza lo realmente duro de la carrera. Miro mi “mapita” y eso es el cuarto avituallamiento,,, y digo yo ¿no era mejor poner lo peor al principio? Pues nada, entre conversación y conversación avisan para pasar el control de chip, accedemos al arco situado en la Playa de Las Teresitas, la típica cuenta atrás de 10 segundos, ¡y comienza la aventura! Evidentemente salgo de los últimos, ponemos rumbo a la primera cota que salvo con mucha tranquilidad y tratando de pillarle el truco a los bastones (¡qué gran invento!) Con cierta comodidad llego a la primera cima en una horita y poco y pongo rumbo al primer avituallamiento que se encuentra tras una bajada muy entretenida donde trato de disfrutar dejándome llevar un poco por el momento. Las vistas eran espectaculares. Me nutro bien, relleno de nuevo las botellas y a por la segunda dificultad del día. Había que ascender hacia Chamorga. Los primeros compases de esta subida no los llevo muy bien, me pasan muchos corredores pero me lo tomo con mucha tranquilidad, como si fueran guiris pasándome en un senderismo. Casi sin darme cuenta, voy poco a poco a mejor y dando alcance a los que me han ido pillando, y sin mucha más historia llego al avituallamiento del km 16. 


Foto de Jose M Molina


Aparentemente todo marcha bien tras el primer tercio de carrera, me lo estoy tomando con mucha calma y recordando los consejos de los compañeros de guardar todas las fuerzas. Tras una técnica bajada llego a una zona de escalones infernales, se me hacen eternos, imagino como a todos, y tras una preciosa zona boscosa plagada de toboganes, llegamos a la crestería desde donde se aprecia Benijos y Almáciga. Bajada zigzagueante entre muchas piedras sueltas y donde tropiezo varias veces: calma Jorge calma, me repetía mil veces. En una de estas miro hacia arriba y a mi izquierda y veo varias piedritas que bajan rodando, más adelante descubro que en lo alto de esa ladera hay varias cabritas disfrutando de la carrera. Simpático vértelas, ¡pero que se estén quietas con las piedritas! Jeje. Llegamos al km 21, tercer avituallamiento en Almáciga. Paro un buen rato, miro el mv, me hidrato y como con tranquilidad, no dejan de pasarme corredores pero yo donde menos prisa tenía era en los avituallamientos. Definitivamente, vuelvo a echarme la mochila a la espalda y pongo rumbo hacia donde debía empezar la carrera: km 26 (Taganana). Antes de esto, la organización tiene el detalle (erróneo en mi opinión) de mandarnos por la playa/costa e ir sorteando, piedras, rocas, más piedras y más rocas. Uno trata con un ojo de no tropezar mientras con el otro mira hacia las olas, pues la marea venía subiendo. Creo que habernos mandado por el asfalto era mejor opción. En este punto la muela ya empieza a doler, pie a tierra, saco un Enantyum, me lo tomo y a esperar que se pase pronto el dolor como afortunadamente así fue. Atravesando las calles de Almáciga, una de las anécdotas más simpáticas de la carrera cuando una mujer de avanzada edad animaba a uno de los corredores al grito de: ¡ánimo gordito, que esto de correr te vendrá bien! Jeje, me descojono para mis adentros mientras el compañero agradece a la señora sus ánimos con ironía por no mandarle a donde tú y yo sabemos. Subimos por la siguiente cota hacia la Plaza de Taganana, una pared durísima, muy técnica y con poca tracción donde se supone que aún debes ir guardando fuerzas,,, pues yo sólo para poder superarla ya tenía que ir gastando un poquito más de la cuenta. Había comido bien, me había hidratado bien pero ya antes de llegar al km 26 notaba que no estaba lo que se puede decir fresco. Evidentemente reparto culpas entre los antibióticos, el necesario Enantyum y mi vagancia para entrenar. 


Foto de Aarón Rodríguez González


En Taganana me siento en un banco para comer y beber con calma y tratar de recuperar. Vuelvo a mirar el mv, saco la chuleta para comprobar lo que queda y echo cuentas con el reloj: llevo 5h14’, queda prácticamente mitad de carrera, lo más duro y el cierre de control en meta son 10 horas. Me llego a preguntar si llegaría dentro del tiempo fijado por la organización. A esas alturas me daba igual, venía a hacer kms y lo importante era llegar y aprender para Transvulcania. Salgo del avituallamiento de Taganana y rumbo al primero de los infiernos: Afur. A estas alturas iba sólo, paraba tanto en los avituallamientos que a los que iba siguiendo siempre salían rato antes. Y casi sin darme cuenta, no llevaba ni km y medio y entro en crisis. De buenas a primeras voy literalmente vacío, un paso cuesta seguirle a otro y empiezo a ver medio borroso. Miro hacia arriba y no se ve la cima, miro hacia atrás y no llega nadie. Sigo avanzando como puedo mirando para arriba y para atrás, quedan 5kms al siguiente avituallamiento y estoy en lo más duro. Miro hacia donde teóricamente estará la cima de esa cota, vuelvo a mirar atrás hacia la plaza de Taganana aún cerca y llega el momento más duro de la carrera y del que más he aprendido. Por un momento me dejo vencer, me siento en el suelo, cojo el teléfono para llamar a mi novia, amigos y compañeros que sé que me esperaban en meta para decirles que fueran a recogerme. Me viene a la cabeza el dicho de: no es soplar y hacer botella. Sin entrenar y con más de una semana con antibióticos y medicamentos no era buena idea enfrentarme a la distancia larga de la Santa Cruz Extreme. Mientras decido qué hacer al fin me pasan dos corredores, no llevaban la verdad mejor carita que la que yo debía tener. La dureza será para todos igual, y ante el primer síntoma de crisis no podía dejarme vencer. Abro la maleta y me mando un buen puñado de frutos secos, gasto casi todas las golosinas y minichocolatinas, había comido plátano en el avituallamiento hacía 15’-20’ pero también me como el que me quedaba en la mochila. Gasto el  Powerade, guardo el mv y reemprendo la marcha esperando que todo lo ingerido en algún momento haga efecto. 

De ahí en adelante ya se verá que hago entre avituallamientos, lo importante era pasar ese bache. No había recuperado gran cosa pero en pocos minutos oía voces desde arriba,,,llegué a pensar que estaba coronando pero no, estaba dando alcance a dos corredores que iban hablando. Bueno al menos no iría sólo. Aceleré el paso para dar con ellos, lo logro y como puedo trato de meterme en la conversación que traían. Poco a poco mi mente se despeja y me olvido casi en lo que llevo encima hasta el punto que llego a hacer bromas con ellos. Casi sin darme cuenta al fin coronamos cima y al poco cogemos una pista de asfalto alcanzando otros corredores. La primera de las dos rampas duras había quedado atrás y tenía el convencimiento que nada me haría retirarme ya. A esas alturas ya había apreciado varios abandonos ¡Eso sí, me quedó bien claro que no debía quedarme sólo! Avituallo en Afur, reviso el mv y aviso que me queda el último tercio de carrera. Estaba algo mejor y tocaba subir el temido Roque Negro que ya me habían avisado como era,,,y la verdad, vaya pared que nos colocaron pero que para mi sorpresa, se me hizo hasta corta y la solventé incluso con menos problemas que las anteriores subidas. Luego nos tocaba una pista más o menos llana con toboganes donde alternaba correr con caminar para ir guardando fuerzas para la última ascensión de Catalanes. Empiezo a subir una ladera boscosa y rápidamente llego al asfalto donde había bastante gente aplaudiendo y diciendo que ya no quedaba nada, miro al frente y veo el barrio de Valleseco y el puerto de Santa Cruz. Los que compartieron distancia comingo se reirán, pero en mi ignorancia del recorrido y con un reloj Casio de toda la vida que no me marca kms, llego a creerme que esa ladera que había subido era Catalanes y por fin sonrío, ya sólo queda bajar lo que conozco,,, pero luego me doy cuenta que algo no me cuadra, ¿no debía estar ahí el avituallamiento de Catalanes? Gran error, eso no era Catalanes, aún quedaba bajar hasta un puente de piedra y subir por Casas de la Galería hacia Catalanes. La plaza se veía cerca, pero con lo mal que lo pasé en Afur y pensando que sólo me quedaba bajar me dije varias veces que regalaría la inscripción a Transvulcania. Finalmente llego ahora sí a Catalanes, otra subida de apenas 400m y ahora sí, ya estoy para bajar Valleseco. 




Paro un momento en el cruce, guardo los bastones, me quito un poco de peso de la mochila y a bajar por fin rumbo a la Avenida Anaga. Varios puntapiés a las piedras y varios amagos de torcedura de tobillo me hicieron tomármelo con mucha calma,,, no iba a joderlo a última hora. Llego a la Avenida Anaga, al fondo se ve el arco de meta y sin venir a cuento, de buenas a primeras se me saltan las lágrimas. Mi parte voluntariosa ha vencido a mi parte “comodona”. Seguramente comodona no sea la palabra más justa porque los más allegados a mí saben que no estaba en las mejores condiciones, y quizá ni en condiciones, pero me alegra entender hasta qué punto el orgullo y el coraje hacen falta para terminar una carrera de este tipo, y ese es la conclusión básica que saco de esta carrera de cara a Transvulcania. Ha sido un entrenamiento duro, pero cojonudo. Estuviera como estuviese, no podía retirarme por los que me estaban esperando en meta, mi ya familia chicharrera y mi novia, y por toda esa gente a la que les mando las planificaciones y los entrenamientos, a los que martirizo semana sí, semana también y día tras día ¿con qué cara iba a mirarles yo si les decía que me había rendido? Pues así fue como con las fuerzas muy justas realizo antes de cruzar el arco de meta y delante de ellos el burpee prometido medio en bromas, dedicándoles de esa forma a ellos el haber logrado completar esos casi 50kms tan duros y más de 9h de carrera,,, Les prometo (si es que me leen) ser más considerado con sus entrenos jeje.


No puedo olvidarme, tal y como comencé agradeciendo al PSB que me hayan hecho entre ellos un hueco, porque son un grupo excelente y sin ellos, y sin sus consejos seguramente no habría llegado a meta y esperaron pacientemente apenas sin conocerme de hace nada a verme llegar. Son muy grandes chicos y chicas. Especialmente quiero felicitar a mis compañeros de aventura en la versión maratón: Javier Padrón, vaya carrerón entre los 10 primeros; Dani que cada carrera que pasa da un gran paso adelante; a mi compañero en la sala de masaje: el gran Rayco, que también sufrió lo suyo y más que yo, todo sea dicho; a Eduardo que me vio pasar y no me dijo nada, debía andar ocupado el muchacho, jeje; al gran Carlos que tuvo problemas con los bastones, y por último, aprovechar esta crónica para quitarme el sombrero ante Don Tomás Padrón. Poco puedo decir de él que todos no sepan, es la auténtica referencia, el ejemplo y el faro de este grupo. 
Perdón por el tostón ¡¡¡Nos vemos en Transvulcaniaaaa!!! Y después regreso a las carreras cortas :-p



Jorge Galván.







PSB


viernes, 17 de abril de 2015

Cronica II Trail Las Maretas 10km - Por Ángel Jorge.


Bueno llega la hora de mi segunda carrera de montaña "II Trail Las Maretas". Al igual que en la primera, esta carrera también se disputa en el municipio de Arico. Nos reunimos varios compañeros del equipo (Juan Pedro, Texenery, Thony Mochilla, Nieves y Náyade Tavío) en la "Puzol", punto de reunión para todas las pruebas, una vez allí, tomamos rumbo juntos hasta dicho barrio ariquero situado en la costa del sur de Tenerife , no sin antes una parada para tomar café por la mañana... El día ya comenzaba a coger color y se respiraba un buen ambiente. A la llegada nos encontramos con el resto de compañeros ( D. Tomás y Javier Padrón, Yurena Ifara, Sergio, Ana Belén, Ayoze, Rubén, Rayco y Menchy) eran ya las 9:30 de la mañana por lo que nos disponemos a recoger cada uno su respectivo dorsal ("086") y seguidamente a cambiarnos para la foto de equipo.



A continuación unas carreras suaves para calentar y llegó la hora... nos deseamos suerte entre todos los compañeros y cada uno se dispone a tomar posiciones en la línea de salida, me coloco en las primeras filas detrás de Sergio y Javier Padrón... 3,2,1 a correr!!! La salida fue muy rápida ya que la distancia era corta (10km), comenzamos a avanzar por la calle trasera a la plaza muy rápido adelantando a varios corredores, entramos en la pista y continuo a buen ritmo, tras la primera subida me adelanta Javier Padrón que poco a poco se va alejando tras la estela de los que lideraban la carrera en ese momento, entre los que se encontraba el compañero Sergio, sigo a mi ritmo y continuo, al pasar el primer cruce voy entre los 7 ó 8 primeros. 



Sabia que la carrera era un sube y baja y las subidas eran cortas pero intensas y que habría sitio donde recuperar, por lo que continuó mi carrera tirando de un grupo de 3 corredores hasta llegar a La Caleta, punto en el que decido cambiar y dejar que tiren ellos pero manteniendo la distancia, a pesar de que escucho como mi compañero de equipo Rayco me daba ánimos para seguir que venia un par de posiciones por detrás. Así, continuamos y llegamos a Las Arenas donde cruzamos la playa de callao y comenzamos a subir el Barranco parte muy técnica, de mucha piedra que había que ir muy pendiente para no perder el ritmo hasta la autopista. Una vez arriba sigo a buen ritmo y alcanzó a otro corredor al que logró adelantar en el último barranco antes de llegar al 2° avituallamiento donde me encuentro muy bien y viendo que podía alcanzar a los tres que iban por delante decido apretar un poco donde logro adelantar a dos de ellos en la última subida de asfalto ahí ya la carrera estaba casi hecha pero la bajada era muy rápida y aun me veía bien para alcanzar al primero de los tres del grupo que habíamos estado juntos toda la carrera, al cual alcanzó justo al salir del túnel que cruza la autopista y empiezo a tirar por la pista ancha y en muy buen estado donde llegó al asfalto de nuevo, ya en la entrada al barrio costero de Las Maretas en solitario, un ambiente increíble al llegar a meta, mucha gente animando entre los que habían compañeros y como no mi hija Nayara y mis padres a los que le agradezco todo el apoyo que me dan. 



Contento con el resultado personal 6° de la clasificación general, con un tiempo de 00:49:48 y por los 6 podium cosechados por el gran equipo Patea San Borondón Berenice Dental. 

Finalmente continuamos con un buen asadero de lapas entre compañeros de equipo y algunos componentes del Archipiélago Trail que se unieron a nosotros poco más tarde, para acabar animando la verbena que dio comienzo a las 18:30 de la tarde. Sin duda, lo mejor de las carreras son esos momentos en los que disfrutas y te ries junto a los más pequeños, compañeros y amigos. ENHORABUENA A TODOS.

Ángel Jorge





PSB


Cronica II Trail Las Maretas 5km - Por Náyade Pérez


Hace unos meses se me presentó la posibilidad de incorporarme al equipo de Patea San Borondón- Berenice Dental. Al principio tuve mis dudas, ya que, debido a una lesión de rodilla estuve varios meses sin entrenar ni correr. Aún así me aceptaron sin problemas sabiendo que pasaría tiempo para poder debutar con ellos en alguna carrera. 


Ese momento llegó el pasado sábado dia 4 de abril en la II Trail Las Maretas. 


La noche antes de la carrera apenas pude dormir, estaba nerviosa y un único pensamiento me venía a la mente: que mis rodillas no me fallaran. Ese pensamiento siguió conmigo hasta el día de la carrera... 



Al día siguiente ya en Las Maretas pude volver a vivir el ambiente de una carrera, pero esta vez, rodeada de mi equipo: nervios, recogida de dorsales, calentamiento y por fin, LA SALIDA... 




Estaba muy ilusionada. Aunque sólo fueran 5 km eran mis primeros kilómetros tras una mala lesión. Tomé la salida con muchas ganas junto a mis compañeras Ana Belén, Nieves, Yurena, Texenery y Menchy, cosa que luego lamenté al encontrarme con la primera subida en la montaña, donde tuve que parar varias veces y caminar por no quedarme sin aire...

Una vez pasada la montaňa y llegar a un llano pude trotar bastante suave, intentando recuperar las fuerzas que había perdido durante la subida. Fue en ese momento dónde pude encontrarme con varias de mis compañeras, aunque luego volvimos a separarnos... Tras ese llano llegó otra subida pasado un túnel... otra vez a caminar, era imposible subirla a trote. La falta de entrenamiento de estos meses se notó en ese momento... 




Llegó la bajada al pueblo... Ahí pude escuchar a mi amiga Ana Belén gritándome que aflojara el ritmo porque iba muy rápido. Ya me daba igual, no pensaba en mi rodilla, pensaba en llegar cuanto antes a meta, estaba asfixiada... 


Cuando ví el arco de meta apuré el ritmo. Se había acabado. 

En general fue una carrera bastante rápida (28min, 21 seg) pero la disfruté muchísimo, no sólo por ser mi debut con el gran equipo al que tengo el orgullo de pertenecer, sino porque no tuve molestias en mis rodillas y pude terminarla sin ningún contratiempo. 

Finalmente para mayor sorpresa y alegría me dijeron que había quedado primera de mi categoría, ¡lo cual no me esperaba para nada! Fue un orgullo para mí poder subir al podio representando al equipo mientras todos aplaudían y gritaban para animarme... 

Sólo quiero y espero poder seguir disfrutando con todos ustedes estos grandes momentos que estamos viviendo juntos. 




¡Son todos muy grandes! Muchas gracias por el apoyo que me han dado durante estos meses. De verdad que estoy muy orgullosa y agradecida con todos y cada uno... 


¿La próxima carrera? ¡¡Seguro que más y mejor!!

Náyade Pérez






PSB