A raíz de la expectación que ha crecido a partir del reciente reto conseguido por nuestros amigos Marce Diaz de León y Eduardo López Reig, y su próximo proyecto "Desafio de Faro a Faro 2014", quiero compartir también esta otra que en su día hiciera mi padre junto con Marcelino Díaz Rodríguez y José Luis Taoro, que si bien no levantó tanta expectación, si resultó igual de dura y emocionante.
Javi Padrón
Travesía Isla de Tenerife.
“De Teno A Anaga”
28/29/30 de
abril de 2006
Día
28:
21:40h.: Ya hacía rato que había anochecido,
cuando llegamos a Teno. José Luis, que llego antes nos indicaba con la linterna
un buen sitio para pasar la noche. El lugar era agradable, con arena de playa
para estar más cómodos. Ya metidos en los sacos, contemplamos un cielo
estrellado que solo se aprecia en momentos y lugares así.
Día 29:
A las 4 de la mañana nos pusimos en pie
los tres montañeros; José Luis y Marcel del Tamaide y Tomás del Guajara, que
íbamos a intentar en dos días recorrer
los 150 Km que nos separaban del faro de Anaga. En principio habían más
participantes, pero el reto era muy duro y decidieron dejarlo para otra ocasión.
La travesía de la isla se ha realizado en
4 ó 5 días con calma y disfrutando del recorrido, empezando en Anaga y
terminando en Teno. Nosotros la haríamos al contrario de Teno a Anaga, subiendo
al Teide por Pico Viejo y con marcha al límite.
Caco y Rosi
también se levantaron, habían hecho noche con nosotros para acompañarnos los
dos días de recorrido en el coche de apoyo del grupo Guajara. Sacrificaron un
puente de tres días por nosotros. ¡Son dos puntales!
Después de recoger y desayunar té, galletas
y chocolate nos llegamos al faro para hacer la foto de rigor. Eran las 4:50
cuando empezamos la marcha, el tiempo era bueno y nuestro humor también.
Hablábamos de que hacia un año por estas fechas estabamos los tres terminando
esta larga caminata que hicimos en dos días y medio con la compañía del amigo
“guille”.
La animación y buen humor se terminaron
cuando dejamos la carretera para acortar por un atajo que nos llevara antes al
camino de Teno alto. La vereda que otras veces tomábamos sin problemas, esta
vez con una noche oscura donde poco hacían las linternas, nos jugo una mala
pasada. Estabamos perdidos entre tabaibas y cardones con arbustos cerrándonos
el paso. Al final después de media hora de batalla en un terreno abrupto y los
pies llenos de rasguños, conseguimos el buen camino.
Contentos de haber salido de aquel
laberinto, subimos de prisa por el camino “Las Vueltas”. Pronto sentimos calor,
por lo que José Luis y Marcel se quitaron los abrigos, que volvieron a ponerse
antes de la montaña del Vallado por la brisa fría de Teno que hacía tiritar.
A las 6:40 h. pasamos por Teno Alto.
Estaba amaneciendo por la Cumbre Barracan. Las vistas eran únicas: de un lado
El Palmar y Las Portelas; de otro Los Carrizales, con el alumbrado público aún
encendido, entre claros y sombras de las nubes bajas que cubrían las partes
bajas de valles y barrancos.
A pesar de la prisa y del esfuerzo nos
sentíamos privilegiados de estar a esas horas por aquellos parajes, viendo
panorámicas únicas mientras otros dormían.
Por la cumbre de Bolico hicimos un mínimo
alto para hacer unas fotos al barranco de Masca, cubierto por nubes que solo dejaban ver la
Fortaleza y otros picos altos.
Cerca del puerto de Erjos encontramos los
coches de apoyo. El amigo Roig del grupo Tamaide nos tenía un buen desayuno:
chocolate con leche, bocadillos, dulces y fruta. Tuvimos muy presente al amigo
Francisco Castro, que por un mal entendido no participó como era su ilusión.
Continuamos la marcha a las 9:45 h. Caco nos
acompaño por un par de horas que tardamos en llegar a Cueva Samara. En este tramo fuimos por una
pista, cruzamos el canal de Vergara, campo a través por el pinar, cerca del
Chinyero, más pistas y caminos y al final la sombra de un gran pino para hacer
un descanso cerca de la Cueva Samara a las 12:00 h. Dedicamos un tiempo para
estiramientos y reposo, compartido con el buen humor y algún chiste de Roig.
A las 13:00 h., ya con la mochila llena
con suficiente agua, comida, ropa de abrigo y los crampones, nos pusimos en
camino. Dejamos atrás montaña Samara, tomando la vereda que sube a la izquierda
de los llanos de Chajora, y cuando el camino se fue perdiendo acortamos recto
al Calderón. Nos costó mucho esfuerzo por lo pendiente y por hundirnos en el
picón a cada paso que dábamos.
Eran las 15:00h cuando cruzamos por el
cráter del Calderón, continuamos la subida con paso lento pero firme, teníamos
que dosificar el esfuerzo. Sin parar llegamos a lo alto del Pico Viejo a las
16:10h. Con pocas energías de reserva, hicimos un alto para alimentarnos. De
nuevo en camino, bordeamos el cráter por la derecha y pasando la zahorra de la
mancha Ruana entre gran cantidad de nieve. Luego nos adentramos en el malpaís
de lava negra y grandes rocas, donde era peligroso caminar. La vereda y los
mojones estaban tapados por la nieve teniendo que orientarnos por el pico del
Teide y la vereda de “Pepe el Moño”.
Sin más problemas llegamos a la Rambleta.
Eran las 18:25. Aquí la nieve era más abundante, pero pudimos cruzar sin hacer
uso de los crampones. En la bajada la temperatura ya era bastante fresquita. El
camino no existía, por ello acortamos por una vaguada del terreno, que nos
llevó en poco tiempo al Refugio de Altavista sobre las 19:10. Allí tomamos te
caliente y charlamos con el guarda.
Continuamos el descenso a las 19:30 por Lomo Tieso, pasando por Corral
de Mulas a las 20:10. Seguimos por Montaña Blanca donde encontramos gran
cantidad de flores, como la violeta, el alhelí del Teide y la margarita.
Ya en el camino del Portillo, que nos
llevaba al final de la primera etapa, viendo los colores rojizos del atardecer
reflejarse en las paredes del circo de las Cañadas, comprendimos que nos
cogería la noche. Nosotros contábamos llegar alrededor de las 20:00 horas, pero
la subida al Pico Viejo y el tramos hasta la rambleta con tanta cantidad de
nieve nos llevó mucho tiempo y esfuerzo y nos retrasó considerablemente. A las
21:40, con las linternas encendidas, llegamos al local que nos dejaron para
pasar la noche en el Portillo Alto, justo en la trasera del restaurante “Mambi”
En el lugar nos esperaba el grupo de apoyo. Caco y Rosi nos daban ánimos y Roig
en la cocina, que se le daba muy bien. Había preparado un caldo caliente y unos
macarrones para reanimarnos. Lucas y un amigo también compartieron un rato con
nosotros. La desilusión fue por no poder ducharnos, como hicimos en la misma
caminata un año antes. Esta vez nos encontramos sin agua ni luz, pero dábamos
gracias por poder resguardarnos del frio que hacia fuera, con temperaturas por
debajo de cero grados.
Despedimos a Roig y Lucas, que marchaban a
sus casas, agradeciéndoles su colaboración desinteresada y su disposición para
ayudar en estos eventos. Nos quedamos con Caco y Rosi haciéndonos compañía una
noche más, como guardianes protectores, preparando los sacos de dormir y las
esterillas para pasar la corta noche.
Día 30:
A
las 4:20 sonó el despertador y nos levantamos para afrontar la larga etapa de
asfalto que nos separaba del faro de Anaga. De momento nos encontrábamos bien,
después de lo duro del día anterior. Recogimos las cosas, desayunamos y nos
pusimos en marcha a las 5:10. Caco y Rosi se quedaban para ordenar un poco el
local donde pasamos la noche y entregar las llaves por la mañana.
Enfilamos por toda la carretera evitando atajos que nos complicaran como
el día anterior. La temperatura era fría y el cuerpo no cogía el ritmo hasta
pasado un buen rato. Pasamos el Portillo de la Villa, comenzando la subida
hasta Corral del Niño, donde el terreno ya llanea para luego bajar rebasando
Izaña. Al pasar por Mal Abrigo comprendí porque lleva ese nombre este lugar.
Las manos y la nariz se me helaron a pesar de llevar guantes y gorro. La
temperatura en esta zona desciende entre 3 y 5 grados.
Por
Ayosa pasamos a las 7:30 con el sol empezando a salir en el horizonte, y
nosotros que a toda prisa íbamos dejando km atrás. Era domingo y pronto lo
notamos, debido a la gran cantidad de coches que encontrábamos de frente,
teniendo que marchar por la izquierda, sin poder acortar en las curvas para
poder ganarle metros al asfalto. Cuando llegamos a las Lagunetas el reloj
marcaba las 9:45. La pareja de apoyo que nos adelantó por el camino nos
aguardaba para desayunar con nosotros. Teníamos hambre y nos vendría muy bien
un segundo desayuno, ya que del primero no nos quedaba nada en el estomago. Con
la barriga llena y el corazón contento nos pusimos de nuevo en marcha a las
10:30. Seguimos la pista de tierra que nos llevó a la Esperanza en una hora,
para desde allí continuar a la Cruz Chica. Cruzamos por sembrados de papas y
trigo, por carreteras y caminos, siempre pensando en lo poco que nos faltaba
para llegar a la meta. A las 12:30
estabamos en los Rodeos, donde hicimos una minima parada para refrescarnos y
tomar camino de El Pulpito y Mesa Mota, donde desde su cima contemplamos la
cantidad de coches que bajaban por Pedro Álvarez en dirección a Tegueste, donde
celebraban la romería de San Marcos. Como lo nuestro no era eso, sino el
camino, seguimos de largo.
A
las 14:15 llegamos a las Canteras. A esa hora el sol aprieta y Rosi, muy
pendiente de nosotros nos esperaba con una sandía bien fresquita y unos
plátanos, de los que dimos buena cuenta rápidamente. Sin pérdida de tiempo
comenzamos la subida del Lomo del Boquerón a Cruz del Carmen, donde llegamos a
las 15:15. A partir de aquí nos acompañaría Lucas hasta el final para hacer las
fotos en la llegada al faro. De Cruz del Carmen, siempre por carretera,
llegamos a Casas de la Cumbre. Allí Caco nos había encargado algo para
almorzar. A las 16:45 estabamos comiéndonos un potaje de verduras y unas papas
con bacalao. De postre, flan. Cuando nos levantamos para reanudar la marcha, a
las piernas les resultaba difícil dar un paso, ya notaban los muchos kilómetros
recorridos. A duras penas nos pusimos en camino, tardando bastante tiempo para
volver a caminar con normalidad.
A
las 18:10 pasamos por el Bailadero. El tiempo, que había estado bueno, se puso
ventoso con algo de frio. En el parque de la Ensillada hicimos una última parada
breve, para cambiarnos el calzado y coger abrigos. El coche de apoyo marcharía
hasta Chamorga, donde nos esperaría. De aquí en adelante todo era por caminos,
por suerte, se acabó el asfalto. Pasamos Chinobre y Roque Anambro, llegando a
Cabezo del Tejo a las 19:30. Por esta
zona el suelo estaba resbaladizo por la llovizna caída antes de nuestro paso.
Por suerte, este año no acabaríamos con la ropa mojada como era normal en esta
marcha los años anteriores. Con mucha precaución bajamos el tramo hasta Cruz
del Draguillo, que era el más peligroso por una caída. El cuerpo se enfrió en
el descenso a Tafada, lo que nos obligó a ir más despacio. El sol reflejaba los
últimos rayos por la Cumbrilla, y de nuevo comprendimos que nos cogería la
noche, pero no nos importaba llegar tarde, solo queríamos llegar, y llegar
bien.
Con
mucho esfuerzo conseguimos llegar al faro a las 20:50, con un poco de luz solar
para hacer las fotos y, pese al
cansancio, levantamos las manos en señal de haber conseguido el objetivo. En poco
tiempo hicimos las fotos, con el faro de Anaga detrás nuestro, comenzando el
regreso por el mismo camino que habíamos bajado. La subida fue más rápida y
fácil que la bajada, llegando a Chamorga a las 22:00, donde nos esperaban
algunos familiares para brindar junto al equipo de apoyo por el final feliz.
Esta
larga travesía de toda la isla con la subida al Teide incluida, en solo dos
días, pocos se la han planteado. Marcel, José Luis y yo lo conseguimos.