Este fin de semana, varios componentes de Patea San Borondón, Eduardo (mi yerno), Javier (mi hijo) y yo, nos desplazamos a la isla de la Palma a correr una de las ultramaratones más duras de Canarias, la Transvulcania.
Estaba un poco preocupado por como nos iba a salir la carrera ya que hacía tan solo 3 semanas que Javier y yo habíamos participado en la Tenerife Blutrail donde llegamos a meta bastante tocados, y por Eduardo, ya que era su primera ultramaratón y suele tener problemas de estomago en las carreras.
Al final me dieron un dorsal de reserva, el 452, con el inconveniente de que mi nombre no aparecería hasta la clasificación definitiva.
A las 5:30 llegamos al faro, la cantidad de gente era impresionante, más de 800 corredores y mucho público.

A la altura del Teneguía es aun de noche, miro hacia atrás y veo una fila de luces de linternas de más de un kilómetro, es impresionante.
Hasta las Deseadas el camino por el pinar estaba muy bueno, el picón del suelo estaba húmedo y no existía el polvo de otros años.
Llevaba 4 horas y 8 minutos cuando llegué al Pilar en donde se encontraba el tercer avituallamiento. Javier ya había pasado y Eduardo venía detrás. Comí algo de fruta y me llevé unas barritas para el camino ya que en los dos siguiente avituallamientos solo habría líquido.
La subida a la punta de los Roques me la tomé con calma y al pasar por el refugio entré a saludar al doctor que colabora de forma altruista, que me dijo que había pocas incidencias, nada importante.
Después de comer, sobe todo fruta, salí para el Roque de los Muchachos subiendo los repechos despacito y así guardar fuerzas para la larga bajada a Tazacorte. A las 15:40 estaba en el Roque, nunca antes había llegado tan pronto, y aunque me dolía un poco la rodilla, el abductor ya no me daba problemas. Me alegraba mucho ya que parecía que iba a llegar a meta una hora antes que otros años. Javier seguí delante y de Eduardo no sabía nada, pero esperaba que no tuviera problemas.
Durante la subida de Tazacorte a Los Llanos me encontré muy bien y la hice sin sacar los bastones que había guardado en el Roque de los Muchachos, adelantando a varios corredores y plantándome en la meta a las 19:22 con un tiempo de 13 horas y 22 minutos. Había mejorado los tiempos del 2009 (15 horas y 30 minutos) y del 2010 (14 horas y 55 minutos), tenía razones para estar muy contento. Entregué el chip y recogí mi camisa de finisher.
Mi hijo Javier ya había llegado en buen estado y haciendo un gran tiempo (12 horas y 51 minutos). Solo faltaba la llegada de Eduardo que lo hizo mientras yo había ido a ducharme al hotel, un poco más tarde (14 horas y 14 minutos).
La verdad es que acabamos todos muy felices tras una gran carrera con un ambiente muy agradable.
Mi más sincera enhorabuena. Toda una hazaña.
ResponderEliminarSalud!
Grande, Don Tomás. Como los vinos buenos, mejorando con los años. Un referente para todos nosotros. Felicidades!
ResponderEliminarBuena carrera, aunque con algun contratiempo que otro, como el de mi suegro que perdió un diente. Si alguien lo encuentra, mandar un correo. Se recompensará. Felicidades a los tres, en especial a mi maridito Javi Padrón.
ResponderEliminarMuchas felicidades!!!Sois los mejores. Besitos
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