Corriendo por las calles de Vilaflor voy pensando en cómo ha transcurrido lo que va de carrera. Si he ido muy rápido, si he comido y bebido bastante, si tenía que haber parado a estirar un poco más. También pienso en que apenas llevo 30 km y los dichosos gemelos ya me están pasando factura. Además, ahora empieza la parte más dura de la carrera, con el mayor desnivel y donde más frío hace. Aquí me acuerdo de mi padre y que siempre me dice que vaya poco a poco, pensando en llegar a un punto próximo, y que cuando llegue a ese, piense en el siguiente. Sin agobios. Esto me da resultado en la parte que más se me ha atragantado en estos dos años. La salida de Vilaflor. Por suerte, el desanimo se me pasa rápido. Me mentalizo y cojo otra vez un ritmo que me gusta, bastante rápido pero sin acelerar las pulsaciones. Me encuentro con Iago Cuevas, cada uno va por su cuenta, a veces él se distancia y a veces yo, pero casi sin querer llegaríamos juntos hasta cerca de la Caldera. (Gracias Iago por la compañía durante casi 7 horas). Llegamos al paisaje lunar y se hace de día. Poco a poco va saliendo el sol y calentando los brazos, que por mucho que corra, siempre los tengo fríos. También se agradece poder apagar el frontal porque los ojos ya sufren lo suyo. Por fin llegamos a la cuesta de picón que lleva a la degollada de Guajara. Quizás, el kilómetro más duro de la carrera. El terreno se hunde a cada paso que das, pero aun así sigo subiendo rápido porque sé que es la penúltima subida que hay hasta la Caldera. Me he quitado los manguitos porque ya calienta el sol, pero al llegar a la Degollada, uff, a ponérselos otra vez. Hace un aire frío que corta.
Miro hacia arriba y veo la montaña Pasajirón. Qué alta es la condenada, pero esta si es la última. Subo esta vez más despacio y mirando hacia atrás en dirección al Parador para ver si veo a los de la Trail, pero aun son las 9:00. Falta media hora para que salgan. Ahora podemos correr otra vez. Tenemos unos 25 kilómetros casi llanos y hay que aprovecharlos. Cojo velocidad de crucero, pero el comienzo de la pista está bastante destrozado y hay que tener cuidado con los tobillos. Ahora no me duele nada. No noto la tirantez en los gemelos y esto me tranquiliza. Veo varios amigos entrenando en la pista, que este año nos abandonaron jeje. Animan bastante y me gritan que voy el 12. La verdad que se agradecen los ánimos, pero no me importa el puesto que voy, solo lo bien que voy. Llegamos al avituallamiento del Filo y les pido la bolsa. Solo me cambio del buff y cambio el cortavientos por uno más ligero. Estiro mientras me como varios macarrones con la mano (no habían platos ni cubiertos). Me bebo un redbull(el único que vi en toda la carrera, y coca cola tampoco encontré) como un poco de papaya, cojo chocolate y a seguir. No se al ritmo que iba, pero desde aquí a Izaña puse la directa, miraba hacia atrás y no veía a nadie cerca(solo a Iago).Al par de kilómetros se oyen guitarras y gente cantando. Un grupo de personas están de tenderete junto con los de protección civil mientras pasamos. Dan ganas de quedarse allí, en la fiesta, pero hay que seguir. Tras varios minutos me vuelvo a encontrar con Aaron(Bichillos). Pero tu no duermes???. Me saca unas fotos guapísimas y lo dejo atrás. Queda poco para Izaña. Ahora se empina un poco la pista, pero la subo casi toda corriendo. Llego al avituallamiento y solo cojo un poco de agua y sigo de largo. Por aquí si hay bastante gente animando.
Voy rápido en dirección al Portillo, pues se que mi familia estará allí animando, y tengo ganas de verlos. Este tramo de carrera tiene unos 9 kilómetros, todos muy buenos para correr, pero cuando llevo recorridos alrededor de 3 me encuentro unas chicas de la organización que nos indican por donde debemos coger y nos gritan que a 1 kilómetro esta el avituallamiento. Me extraño muchísimo. O iba muy rápido o ellas están equivocadas. Tras mas de 20 minutos corriendo me doy cuenta de que no estaban muy bien situadas, ya que donde ellas decían 1 en verdad habían 5. Para eso prefiero que no me digan nada. Llego al avituallamiento del Portillo con la boca con ganas de encontrar un sabor diferente. Ya esta cansada de isotónico y le gustaría quizás una coca cola, pero no es posible. Solo encuentro agua y fruta. Otra vez como un poco y sigo. Al par de cien metros me encuentro a la afición. Mi madre, mi hermana, mi mujer y mis hijos. El año pasado lloraba de impotencia pero este se me saltaron las lágrimas de alegría. Llego hasta ellos y los abrazo, pero estoy medio atolondrado y casi no veo ni al mas pequeño. Apenas me paro, cruzo la carretera y ahora viene una larga bajada. Me la tomo con calma al principio, pero a medida que avanzo acelero el paso, y eso que el camino se encuentra destrozado por las lluvias. Ahora me encuentro bien. Me encantan los bajadas, y cuanto peor estén mejor para mi. Adelanto a dos corredores en pocos kilómetros. El tramo del portillo a la caldera el año pasado lo hice en 3 horas 42 minutos, y este año en 1 hora 42. Dos horas menos. Al rato bajo un poco el ritmo, miro hacia atrás pero nunca veo a nadie. Hacia delante solo veo a Iago que poco a poco me coge distancia. Recuerdo cuando pase el año pasado por aquí y me encontré a mi amigo Francisco Campelo tirado durmiendo en el suelo. Me acuerdo de despertarlo y acompañarlo un buen rato. Al final termino bastante bien, el jodido.
La cruz del Dornajito debe estar cerca y tengo la boca como esparto. Bebo agua pero me apetece la ansiada coca cola. Al fin llego al avituallamiento y para mi desgracia más de lo mismo. Isotónico y agua. Resignado lleno el botellín, cojo papaya y salgo caminando. Me mareo un poco, algo que me suele pasar cuando me paro, por lo que enseguida intento trotar otra vez. Ahora vienen varias subidas pequeñas y algunos toboganes. Aquí corro lo que puedo, y cuando no, pues a caminar. Ya veo carteles de la caldera. 3,2 kilómetros. 1,1km. 0,8km. Ya aparece el cámara de Kikarazu, que a falta de más gente, pues me va grabando a mí. Subo por la escalera de piedra de la caldera y llego al avituallamiento. Llevo 10 horas y 54 minutos de carrera y aun me falta la última parte…
Javi Padrón
Muy pronto, la tercera y última
parte ;)
¡Mas!, ¡mas! ... esperando por la tercera parte.
ResponderEliminarJoder, muy buenas crónicas las dos. Menudo carrerón, je, je...
ResponderEliminarEsperando por la tercera.
Salud!
Qué bueno lo de Campelo, jaja!
ResponderEliminarNiño, yo desde el sábado hasta hoy me he bebido ya 4-5 litros de Coca-Cola. Zero, Light, sin cafeína, normal .... Jejeje. Por lo menos pillaste RedBull, jejeje, no seis de un militar??
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